El arte por el arte es una aberración, la arquitectura por la arquitectura es un crimen.
A partir de 1950, el controversial artista y arquitecto austriaco Friedensreich Hundertwasser (1928-2000), desarrolló una serie de ensayos en contra de la arquitectura racional, la ortogonalidad y los espacios “inhumanos” que alejaban al hombre de su medio ambiente natural. El artista rechazó siempre la línea recta y apostó en cambio por el espiral, los colores fuertes y las formas orgánicas.
Para Hundertwasser, la miseria humana era el resultado de una arquitectura monótona, estéril y repetitiva, generada por una producción industrial mecanizada; en sus discursos llamaba a boicotear este tipo de arquitectura y exigía, en cambio, la libertad creativa de la construcción y el derecho a la individualidad.
Conoce más de su pensamiento y su obra, después del salto.
A través de su obra, Hundertwasser promovió una ideología en armonía con la naturaleza y con un fuerte compromiso ecológico desde su concepción. De esta manera impulsó inéditas campañas para la preservación del hábitat natural y una vida en conformidad con las leyes de la naturaleza. Escribió numerosos artículos y dio una gran cantidad de conferencias en favor de la protección de la naturaleza, incluyendo la energía nuclear y el rescate de los océanos, las ballenas y la selva tropical.
En 1970 inició la construcción de sus primeros proyectos arquitectónicos -en un principio remodelando edificios existentes-, en una operación en la que él se llamaba el “doctor arquitectura”.
Pero sus ideas iban más allá de lo estético y lo ecológico; tenía una visión de mundo centrada en el espiral, forma que determinaría la manera en que los humanos nos relacionamos con nuestra realidad exterior. Para Hundertwasser, en el centro de cada persona está su “ser”, el que a lo largo de la vida se va rodeando de capas de significación que empiezan a determinar su relación con el universo.
La primera capa es la piel, la segunda la ropa y la tercera: la casa. En este tercer punto, el artista apostaba por la individualidad creativa de cada persona y creía que cada vivienda debía inspirarse en la “estética” y las particularidades de sus habitantes. Para él, la arquitectura estandarizada no podía llamarse arte.
La cuarta capa es el entorno social –la familia, la vecindad, la ciudad y el país- y la quinta el entorno mundial, incluyendo la ecología y el resto de la humanidad.
Uno de sus proyectos más recordados es el edificio de departamentos Hundertwasserhaus, unidades de bajo costo ubicados en Viena, el que incluye superficies ondulantes ("un piso ondulado es una melodía para los pies"), innovadoras cubiertas verdes para la época y grandes árboles que crecen al interior de los recintos, con sus ramas saliendo por las ventanas.
Muchas veces comparada con la obra de Gaudí, Hundertwasser construyó más de 30 obras, incluyendo viviendas, museos, iglesias, jardines infantiles y restaurantes, rompiendo la línea recta para entregarle a sus habitantes “un espacio para amar”.
Your Window Right – Your Tree Duty
“El que vive en una casa debe tener derecho a asomarse a su ventana y a diseñar como le guste todo el trozo de muro exterior que pueda alcanzar con el brazo, así será evidente para todo el mundo desde la lejanía que allí vive una persona.
Nos asfixiamos en las ciudades a causa de la contaminación atmosférica y la falta de oxigeno. La vegetación que nos permite vivir y respirar esta siendo destruida sistemáticamente. Nuestra existencia esta perdiendo dignidad. Pasamos por delante de fachadas grises y estériles, sin darnos cuenta que estamos condenados a vivir en celdas de cárcel.
Si queremos sobrevivir, todos tenemos que actuar. Cada uno de nosotros debe diseñar su propio ambiente. No puedes quedarte esperando a que las autoridades te concedan el permiso. Los muros exteriores te pertenecen tanto como tu ropa y el interior de tu casa. Cualquier diseño personal es mejor que la estéril muerte.
Tienes derecho a diseñar a tu gusto tus ventanas y los muros exteriores hasta lo que alcance tu brazo. Hay que ignorar los reglamentos que prohíben o restringen este derecho. Es tu deber ayudar a la vegetación a conseguir sus derechos con todos los medios a tu alcance.
La naturaleza debe crecer libremente donde cae la lluvia y la nieve, lo que está blanco en invierno, debe ser verde en verano. Todo lo que se extiende en horizontal bajo el cielo, pertenece a la naturaleza, en las carreteras y los tejados deben plantarse arboles. Hay que conseguir que se pueda respirar de nuevo el aire del bosque en la ciudad. La relación entre el hombre y el árbol tiene que adquirir proporciones religiosas. Así, la gente entenderá por fin la frase- la línea recta es atea”. - Friedensreich Hundertwasser.
Referencia: La Paradoja de la Percepción
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